Ponga en su plato salud todos los días (y sin tener que cocinar)

¿Le gusta el pollo al curry? ¿Ha probado a añadir cúrcuma (también conocida como azafrán amarillo) a sus guisos de legumbres, sopas, ensaladas o verduras?

Quizá le sorprendan estas preguntas culinarias cuando suelo hablarle de salud, pero tienen intención. Mucha intención.

Si usted es un asiduo lector de nuestras publicaciones, seguro que hace tiempo que la cúrcuma entró en su cocina para quedarse. Nuestros expertos en salud son fans absolutos de esta especia típica de la cocina india, llena de propiedades terapéuticas.

El Dr. Curtay, por ejemplo, quien está al frente de Los Dossiers, tiene un truco personal para integrar la cúrcuma en su vida diaria, tan sencillo como adquirir polvo de cúrcuma (ecológico) y espolvorearlo sistemáticamente sobre los platos salados. Lo lleva tan a rajatabla que nunca sale de casa ni de viaje sin un frasquito que la contiene. ¡Y quien lo hace es un médico pionero en terapia nutricional mundialmente reconocido!

Y nuestro colega Thierry Souccar la ha recomendado para prevenir y tratar infinidad de enfermedades. ¿Que es usted alérgico? Utilice al cocinar especias antioxidantes sistemáticas como la cúrcuma. ¿Sufre colon irritable? La cúrcuma sale en su ayuda frente a la indigestión, los dolores abdominales y las flatulencias. ¿Síntomas depresivos? Cúrcuma. ¿Arterioesclerosis? No olvide la cúrcuma, eficaz por sus efectos sobre la función endotelial. Y en caso de dolores de artrosis, Souccar aconseja usar la canela, la pimienta negra, el curry, el jengibre y sobre todo la cúrcuma… ¡sin moderación!

Y la lista sigue y sigue.

No es casualidad que esta especia aparezca una y otra vez como solución natural a un sinfín de enfermedades o trastornos de salud. De hecho es una de las sustancias naturales sobre las que más se ha investigado y está más documentada.

Para empezar, tiene una larga historia en las medicinas tradicionales china, hindú y ayurvédica desde hace miles de años. Desde antiguo se ha utilizado para la protección y curación de afecciones cutáneas, hepáticas, frente a úlceras, alteraciones digestivas, parásitos intestinales… Sus beneficios han sido bien documentados en la literatura médica, y las investigaciones se aceleraron desde que en los años 90 empezó a quedar también claro su potencial anticancerígeno.



¡Tan eficaz como el ibuprofeno!

Por ejemplo, y adelantándome un poco a todas las propiedades terapéuticas de las que quiero hablarle, ¿sabía que 2 g de cúrcuma son tan eficaces como 800 mg de ibuprofeno para aliviar el dolor y la inflamación en los pacientes con artritis en la rodilla? El resultado de este estudio científico es aún más relevante cuando no dejan de salir a la luz los efectos secundarios dañinos del ibuprofeno.

Así, aunque el potencial de la cúrcuma cuenta con el aval de su uso como planta medicinal a lo largo de los tiempos, no ha sido hasta hace unos años cuando la ciencia ha podido refrendar lo que la medicina tradicional ya sabía: que es muy útil ante la enfermedad. Mejor dicho, ante muchas y variadas enfermedades.

No sería de extrañar, por tanto, que tras leer lo que viene a continuación decida incluirla para siempre en su menú. Como hacen el Dr. Curtay, Thierry Souccar y todos los que le hacemos llegar Tener S@lud cada semana (por supuesto que entre ellos me incluyo yo mismo).



El who is who de la curcuma

Para que todos sepamos de qué estamos hablando es mejor empezar aclarando algunos términos, tan parecidos que pueden prestarse a confusión.

  • Cúrcuma (Curcuma longa) es la planta, nativa del suroeste de la India. Cúrcuma también hace referencia a la sustancia que se extrae de sus rizomas.
     
  • Curcumina (diferuloilmetano) es el principio activo de la cúrcuma, y es el causante de su característico color.
     
  • Curcuminoides: son los metabolitos derivados de la cúrcuma.
     
  • Curry: condimento culinario originario de la India compuesto por una mezcla de diversas especias, entre las que destaca la cúrcuma.


Principales curcuminoides de la Curcuma longa

Durante los últimos veinte años, la cúrcuma ha sido objeto de innumerables investigaciones con el fin de explicar y confirmar sus propiedades terapéuticas. Aproximadamente unos 6.000 estudios biomédicos realizados alrededor del mundo han demostrado desde entonces los extraordinarios beneficios de este ingrediente tan sabroso como saludable.

Ante el gran número y la dispersión de los estudios científicos relacionados con la cúrcuma, hace unos años investigadores de la Universidad de Granada se pusieron manos a la obra para revisarlos exhaustivamente y sacar conclusiones en relación a la salud.

El estudio examina los efectos farmacológicos de los extractos de cúrcuma y de los curcuminoides y los incontables beneficios del consumo y la suplementación de curcumina sobre algunas enfermedades crónicas con base inflamatoria, como la arterioesclerosis, el cáncer, la diabetes, las enfermedades gástricas, hepáticas e intestinales, así como durante el desarrollo de alteraciones neurodegenerativas, oculares y respiratorias. Y eso por no hablar de su incuestionable actividad anticancerosa, principalmente frente al cáncer de piel, colon y duodeno.

Sus beneficios se producen básicamente por su actividad antioxidante, antiinflamatoria e inmunomoduladora. Si echa un vistazo al estudio, la primera palabra que vendrá a su boca seguramente sea esta: ¡Guau!



Algunos beneficios uno a uno

Con lo que ha leído hasta aquí creo que ya se habrá hecho una idea de las principales propiedades y beneficios de la cúrcuma, pero me gustaría entrar algo más en detalle en algunos de ellos. Para muchos de estos usos cuentan ya con las bendiciones de organismos oficiales como la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Europea del Medicamento (EMA).

  • ¡Fuera microbios! La ciencia ha ido demostrando poco a poco sus propiedades antimicrobianas. Desde 1974 se conoce su actividad antibacteriana; en 1978 y 1995 se demostró su actividad antifúngica y en 1993 se estudió el papel de la cúrcuma como agente antiparasitario.
     
  • Tratamientos de la piel. Desde tiempos inmemoriales la medicina china aplicaba a nivel tópico la cúrcuma para ayudar a cicatrizar las heridas. Estas propiedades para la reparación de los tejidos ya han sido demostradas científicamente: la cúrcuma es un tratamiento eficaz para ayudar a cicatrizar, tratar fístulas (como la anal) y lesiones de la piel (como la psoriasis).
     
  • Beneficios digestivos. La cúrcuma tiene un efecto beneficioso tanto a nivel físico como funcional en el tracto gastrointestinal. Protege frente a las úlceras gástricas y de duodeno, inhibe la producción de IL-8 (Interleuquina-8, una citoquina inductora de inflamación) provocada por la superbacteria Helicobacter pylori (causante de gastritis, úlcera y adenocarcinoma gástrico) e incluso protege frente a los tumores de estómago, entre otros beneficios y a través de distintos mecanismos de acción.
     
  • Un hígado en plena forma. Antiguamente, y siguiendo la “teoría de las firmas”, se empleaba la cúrcuma para tratar trastornos del hígado. Dado que la cúrcuma era amarilla, se aplicaba para ictericia y fiebres biliares. Pues bien, la ciencia ha demostrado la actividad hepatoprotectora de la cúrcuma, con múltiples beneficios: aumenta el flujo de bilis, disminuye la cantidad de sólidos de la bilis, aumenta la excreción de sales biliares, bilirrubina y colesterol, previene la formación de cálculos (litiasis biliar), protege el hígado frente a diversos tóxicos…
  • Sus propiedades antiinflamatorias pueden resultar de gran utilidad en todas aquellas enfermedades que cursen con inflamación, como la artritis, la pancreatitis y la diabetes tipo 2.
     
  • En la prevención de enfermedades cardiovasculares y metabólicas, la cúrcuma también ha demostrado que disminuye la tasa de glucosa en sangre y el colesterol y los triglicéridos, por lo que está indicada en casos de diabetes e hiperlipemias. Y al tratarse de un antiagregante plaquetario, también podría ser una gran aliada en la prevención de trombosis.

Efecto antioxidante. Stop envejecimiento

Si sorprendentes son los efectos que acaba de ver, espere a leer la actividad antioxidante que ejerce la cúrcuma. Y es que montones de investigaciones científicas han demostrado la capacidad de la cúrcuma para prevenir la peroxidación lipídica, que es un proceso clave ligado al inicio y desarrollo de múltiples enfermedades relacionadas con el envejecimiento.

Este efecto antioxidante es capaz de ralentizar el proceso de envejecimiento celular, al ser capaz de neutralizar el efecto adverso de los radicales libres en las células.

De esta actividad se benefician muchos órganos. Por ejemplo, tiene un efecto antioxidante muy claro en las células renales, en el hígado (no hay que olvidar que el hígado es el órgano con mayor índice de estrés oxidativo) e incluso en el cerebro (previniendo así algunas enfermedades degenerativas como por ejemplo la demencia y el alzhéimer).

A la vista de estos resultados, podemos decir con total seguridad que en una cocina sana y saludable la cúrcuma es “la reina de las especias”, y nunca debería faltar.

Y espere a ver la que quizá sea la más esperanzadora de sus aplicaciones: su papel en la prevención y la lucha contra varios tipos de cáncer.



¿Gambas al curry para frenar el cáncer?

Puede que le parezca una frivolidad, pero no lo es en absoluto. En la India, donde la cúrcuma se consume regularmente, la incidencia de cuatro tipos de cáncer muy comunes entre nosotros -colon, mama, próstata y pulmón- es diez veces menor.

Tan esperanzador es este beneficio de la cúrcuma en la salud que en los últimos años se ha centrado en ella la principal línea de investigación, para conocer su actividad antiproliferativa, antitumural y anticancerosa. Y así, numerosos estudios indican que la cúrcuma es una sustancia preventiva del cáncer, al modular la expresión de los genes implicados en la progresión y el desarrollo de células tumorales. De hecho, según más de 200 estudios publicados, la curcumina actúa favorablemente sobre aquellos procesos que dan pie a que el cáncer se desarrolle, progrese o invada hasta causar metástasis en un tejido sano.
Un estudio publicado en 2008 en la revista Cancer Prevention Research demostró que la curcumina inhibe la motilidad (capacidad de movimiento) de las células de cáncer de mama y su propagación. Un año más tarde, un estudio publicado en la revista Molecular Pharmacology observó que la curcumina inhibe el crecimiento de células pancreáticas tumorales. Y otro estudio en 2009 encontró que la curcumina promueve la muerte de células pulmonares cancerosas.

Además, sabemos que el cáncer puede estar relacionado con alteraciones a pequeña escala pero de efecto acumulativo, como la inflamación crónica, las infecciones o el estrés oxidativo, que llegado un momento pueden generar una proliferación y un desplazamiento (metástasis) anormal de las células. Y como hemos visto anteriormente, la curcumina es sumamente eficaz a la hora de interrumpir o regular cualquiera de estos procesos.

Como colofón, le diré que la cúrcuma no sólo es útil en la prevención, sino que también se utiliza con éxito en el tratamiento del cáncer en aquellos pacientes que han sido sometidos a radiación y aumenta la sensibilidad de las células a la quimioterapia.

A la vista de su extraordinario potencial curativo, ya se habrá convencido de que la cúrcuma es el ingrediente que mejor sabe cuidar de su salud y se estará preguntando cómo introducirla definitivamente en su cocina.



Cuánta cúrcuma hay que tomar

Si ya está convencido de que la cúrcuma debe formar parte de su dieta, ahora se estará planteando cuánta debería tomar para beneficiarse de sus propiedades.

Buena pregunta.

En mi opinión, lo idóneo es que la cúrcuma forme parte de su dieta habitual del mismo modo que deben hacerlo otros condimentos deliciosos y terapéuticos (canela, jengibre, ajo…).

Pero aún así es muy difícil que haciendo un uso normal de esta especia, simplemente incorporándola a su dieta habitual, llegue a tomar la suficiente. Aunque en su cocina se utilizara más cúrcuma que en un hogar tradicional de Bombay, Calcuta, Nueva Delhi o Jaipur, difícilmente llegaría a ingerir una dosis de, pongamos por caso, 6 u 8 gramos diarios de curcumina, aparte de que quizá no quiera incluir su sabor tan marcado en absolutamente todos los platos que pone en su mesa.



¿Solución?

Tomarla en forma de suplemento nutricional.

Pero eso sí, deberá asegurarse de que se trate de un suplemento de la máxima calidad a base de extracto de cúrcuma, puesto que su principal principio activo, los curcuminoides, tienen una baja biodisponibilidad, es decir, no son bien aprovechados por el organismo.

Esto significa que, en general, su absorción a nivel intestinal es pobre y su eliminación es muy rápida (por vía biliar, fecal y en menor grado a través de la orina). Por eso es habitual que en el mercado de los suplementos usted encuentre este ingrediente combinado con pimienta negra (Piper nigrum), que contiene un alcaloide que mejora su absorción.

Felipe M. Miller

 

P.D.: Por muchas virtudes y beneficios demostrados que tenga la cúrcuma, no se deben administrar complementos alimenticios a base de cúrcuma en niños ni mujeres embarazadas ni en periodo de lactancia dada la falta de datos y estudios para valorar su eficacia y seguridad en estas etapas fisiológicas concretas